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Religiones por la acogida y la paz

 Cartel definitivo

Ante la incapacidad política de la UE, manifiestamente desconcertante en materia de paz y de acogida a las personas migrantes y refugiadas, las confesiones religiosas han empezado a moverse. No pueden  limitarse al cuidado meramente asistencial —como generalmente se les asigna y que, por cierto,  desarrollan mayormente con generosa dedicación — de las víctimas que la mala política produce y deja tiradas en la cuneta.

No podemos olvidar que las religiones, aunque de carácter privado,  nunca han renunciado  a su dimensión pública, con una presencia determinante en la vida social. Y esto porque,  en el centro de su mensaje,  suele anidar un rico proyecto humanista al que no pueden  renunciar  a fuer de perder su sabor y convertirse en algo totalmente  insípido. 

Que en momentos y situaciones coyunturales su presencia pública no pueda evitar su dimensión  reivindicativa o profética  —que también tengan que ensayar su autocrítica por haber sido con frecuencia, por acción u omisión,  parte del problema—, no quiere decir, en modo alguno,  que no dispongan de criterios y  valores propositivos, capaces de inspirar un proyecto sociopolítico, alternativo a la deriva del modelo neoliberal vigente.

El encuentro interreligioso, celebrado el pasado 2 de junio en la Mezquita Central de Madrid, ha marcado un hito no solo por su masiva asistencia —la Mezquita, elegida por su vinculación especial con las víctimas del actual conflicto en el Oriente Medio, resultó insuficiente para acoger a tanta gente—, sino por el pluralismo confesional de la concurrencia. Ante el lema  ”Religiones por la acogida y la paz” varios cientos de personas,  procedentes de las ocho confesiones religiosas más representativas en Madrid —junto a otros muchos colectivos creyentes de diferentes colores y credos—, reaccionaron conjuntamente contra “la falta de humanidad y justicia” de la deriva política europea y española y se pronunciaron rotundamente a favor de una “acogida digna” de las personas solicitantes de asilo que huyen de la persecución religiosa, el hambre y la guerra.

En el manifiesto,  hecho público y firmado por todas las instituciones convocantes,  se considera, entre otras cosas,  un atentado contra los derechos fundamentales: la aplicación de políticas contrarias a nuestra legislación y al derecho internacional, los acuerdos recientes suscritos con Turquía, las devoluciones forzosas y la detención de solicitantes de asilo, así como la lentitud en la relocalización y reasentamiento de los exiliados. Estas mismas instituciones, que se consideran comprometidas con la paz y la acogida, rechazan categóricamente la guerra y el terrorismo  y condenan  la justificación de la violencia en nombre de Dios.

Redes Cristianas que, a través de Cristianos y Cristianas de Base de Madrid, ha sido en todo momento  inspiradora y animadora de este encuentro, se felicita por la gran acogida que ha tenido este gesto,   por la participación desinteresada, y por el buen clima que,  en igualdad y con ánimo de consenso,  ha reinado durante todo el proceso entre las instituciones convocantes.  Consideramos que aún resta mucho que hacer conjuntamente y, como se dijo en la presentación, “este acto prueba,  una vez más que, cuando se trata de las grandes causas que afectan a nuestros semejantes, las confesiones religiosas son capaces  de aparcar sus diferencias teórico-confesionales para salir conjuntamente, en la práctica, a la búsqueda de soluciones”.